Un infarto paró para siempre el corazón de Gustavo Cerati en septiembre de 2014. La muerte enmudeció a sus fans, pero despertó la inspiración de Cecilia Mendoza, una artista que aprendió a pintar escuchando su música y que dos años después exhibe en Buenos Aires una muestra de dibujos del músico.

En el salón de su casa, Mendoza tiene preparadas las piezas que el próximo 18 de agosto ocuparán las paredes del Centro Cultural Borges, una colección de colores, estilos y formas con las que ha querido homenajear a quien califica de «maestro».

La exposición, que lleva el título «Un maestro, una causa, un efecto», recupera la letra de ‘En Remolinos’ y representa lo que para Mendoza es una definición perfecta del legado del artista en su trabajo: «Con él aprendí a inspirarme, a ir averiguando cómo surgían las imágenes«, relata.